Por Omar Auton
Para los que no leyeron la excelente historieta de Oesterheld, en “El Eternauta” los “Ellos” son el verdadero enemigo, el que no se ve pero conduce a los “Manos”, a los Cascarudos, a los Gurbos y también a los humanos “convertidos”, los llamados “hombres robot”, los responsables de destruir la Tierra en su afán de conquistarla, en la antigua Grecia serían los bárbaros, es decir los que “vienen de afuera” a destruir la civilización, que es la “nuestra”, es decir la que hemos construido a lo largo de generaciones.
Tanto en uno como otro caso, se representa así a los que no son parte de “nosotros”, sin embargo en los últimos años asistimos a que este trato se dispense a los de “adentro”, al menos a la fracción de nosotros que no actúa o piensa como nosotros y esto sí es un hecho inédito. El antiperonismo descalificaba a los “cabecitas negras” y estos hacían lo propio con los “gorilas”, los “oligarcas”, pero los integrantes de cada sector identificaban y defendían a los “suyos”, podían criticarle alguna defección o flojera pero cuando sus intelectuales orgánicos hablaban o escribían, siempre lo hacían en primera persona del plural, jamás se habrían referido al pueblo, desde afuera, jamás se referirían a sus compañeros como “ellos”.
Sin embargo cuando Macri gana las elecciones y, en particular, ante la victoria de Vidal en la Provincia de Buenos Aires, aparecen las primeras manifestaciones insultantes o descalificatorias para los que hasta ayer eran compañeros, sectores de la sociedad cercanos o a los que se trataba de sumar a la fuerza política propia, así la clase media, a la que pertenecían los detractores, empieza a ser la “clase mierda”, los trabajadores que votaron al PRO, “desclasados”, traidores de clase, y todos en conjunto “estúpidos”, “ignorantes”, o que “tienen la cabeza quemada” y los sectores más pobres como “lúmpenes” o “marginales”, mas todos los agravios antes citados, los mayores de 60 años, a su vez, comenzaron a ser “viejos de mierda”, hasta se comenzó a cuestionar la democracia y el voto universal.
Pero si esto fuera poco cuando las políticas conservadoras y antinacionales comenzaron a liquidar el valor de salarios y jubilaciones, a despedir trabajadores, etc. aparecieron los “que se jodan por votarlos”, “tienen que cagarse bien de hambre para aprender”, hasta comentarios tipo “Lo que me jode es que los que votamos bien, los que avisamos que esto iba a pasar tenemos que sufrir lo mismo que los burros, imbéciles, que votaron esto”.
Aparece una nueva “vanguardia iluminada” que siempre tuvo todo claro, que no se considera como “parte” del pueblo sino que desde su torre de marfil, desde su formación y capacidad política, expresan su resentimiento y enojo contra la masa que sin conciencia e ignorante no los escuchó, que no pudo, por mediocridad y su carácter de desclasados, comprender el mensaje que ellos trataron de “bajarle” para que defendieran las “conquistas” y derechos concedidos por sus líderes y que no fueron valorados.
En este tiempo, donde la restauración conservadora es más cruel y colonial que nunca antes, ese mensaje se multiplica, se agudiza, es imposible hallar un solo dirigente o cuadro intermedio que arranque sus análisis diciendo “nosotros”, lo que inmediatamente lo depositaría en tierra, a la par, como uno más del conjunto del pueblo, y siguiera diciendo “nos equivocamos o erramos”, lo que inmediatamente significaría hacerse cargo de la dosis de responsabilidad en el supuesto error colectivo.
Una conocida e importante dirigente cada vez que habla de los aciertos y avances logrados en su gestión habla de “nosotros” pero cuando tiene que señalar los errores (y horrores) cometidos lo encabeza como “El peronismo”, diluyendo la responsabilidad en el “vosotros” o el “ellos”.
Pido disculpas a los lectores por el uso y abuso de las comillas, pero lo hago cuando cito frases que he escuchado de muchos compañeros, se trata de conceptos o de citas textuales oídas de boca de dirigentes o cuadros intelectuales que se reconocen como peronistas.
No puedo dejar de mencionar que después de 1955 Perón jamás cuestionó al pueblo peronista por no defender su gobierno, incluso con las armas, por no defender los “derechos adquiridos”, jamás se regodeó de los dolores y sufrimientos vividos por nuestro pueblo en los 18 años de proscripción, todo lo contrario, reflexionó sobre los errores de su gobierno (“Estuve rodeado de una sarta de arribistas y adulones”, dijo), asumiendo la propia responsabilidad por no haberlo advertido antes. A su regreso, preguntado por qué volvía, sabiendo que eso acortaría su vida, respondió “Porque me sentía en deuda con mi pueblo, tengo que retribuirle tanta lucha, sacrificios y fidelidad a lo largo de estos años”, jamás se le ocurrió denostar a los que fueron a la Plaza de Mayo a celebrar su derrocamiento, a los que votaron a otras fuerzas cuando el peronismo estaba proscripto, dijo “si no aprendimos, mejor que no volvamos al gobierno”.
¿Por qué nos cuesta tanto pensar en la responsabilidad que nos cabe en la desilusión, el hartazgo, la bronca, el rechazo que se extiende en amplios sectores populares cuando se habla de la dirigencia política, empresarial, sindical del peronismo de los últimos 35 años?, podríamos extenderlo a los representantes del periodismo, el poder judicial y la política de los demás partidos pero ninguno de ellos ha defraudado, ya que nunca el pueblo argentino depositó su confianza reiteradamente en ellos y se sintió defraudado con similar reiteración.
Hoy los de más de 60 años se amparan en sus recuerdos de los años 70 y junto a los de más de 50, disfrutan de asistir a encuentros o charlas, los de esa edad que fueron funcionarios de Menem, se fueron al PRO, venden influencias en LLA o bien siguen en el peronismo pero ante la pregunta ¿hubo tanta corrupción en los 90?, responden “Y, sí” pero prefieren no seguir con el tema, ni hablar si la pregunta se hace sobre “La década ganada”.
En el año 2006 se reeditó una homilía de Jorge Bergoglio, dada a conocer en 1991, bajo el título “Corrupción y Pecado”, es decir había sido escrita quince años antes, cuando Carlos Menem no llevaba aún dos años de gobierno, sin embargo cayó como un rayo en el gobierno y funcionarios cercanos muy cercanos a la más alta magistratura afirmaban “Es un misil contra nosotros”, el Arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires comenzó a ser visto como un enemigo político, ¿que decía ese texto para generar tanta conmoción?.
“Una de las características del corrupto es un cierto complejo de incontestabilidad. Ante cualquier crítica se pone mal, descalifica a la persona o institución que la hace, procura descabezar toda autoridad moral que pueda cuestionarlo…no hay que confundir pecado con corrupción…Hoy día se habla bastante de corrupción, sobre todo en lo que concierne a la actividad política. En diversos ambientes sociales se denuncia el hecho, varios obispos han señalado la “crisis moral” por la que pasan muchas instituciones…y en algunos casos ante la impotencia de generar una solución a los problemas, el actuar del pueblo ha producido manifestaciones que orillean una nueva Fuenteovejuna…un corrupto de ambición de poder aparecerá a lo sumo con ribetes de cierta veleidad o superficialidad que lo lleva a cambiar de opinión o reacomodarse según las situaciones, entonces se dirá que es débil o acomodaticio o interesado, pero la llaga de la corrupción quedará escondida…para un veleidoso, una persona que procura tener claros los límites morales y no los negocia, es un fundamentalista, un cerrado, un anticuado, una persona que no está a la altura de los tiempos. Y aquí aparece otro rasgo típico del corrupto, la manera como se justifica”.
Finalmente el detestado arzobispo y amado Papa, nos dice “Toda corrupción crece y, a la vez, se expresa en atmósferas de triunfalismo. El triunfalismo es el caldo de cultivo ideal de actitudes corruptas, pues la experiencia les dice que esas actitudes dan buenos resultados y así se siente en ganador”, claramente he elegido un viejo documento, de alguien que ha sido llorado a su muerte por muchos que en su momento, ofendidos por sentirse señalados por su prédica, no vacilaron en publicar o difundir las ignominias de un canalla como Verbitsky.
Tanto en el capítulo anterior, como en éste, me he basado en documentos de quién fuera, más allá de su autoridad eclesiástica, el más profundo pensador de nuestra patria de los últimos 50 años porque claramente todo lo expuesto anteriormente, como el texto aquí resumido, no sólo retratan fielmente la realidad nacional de los momentos en que fueron escritos y de las primeras décadas de este siglo sino que mantienen una vigencia increíble, el comportamiento del actual presidente así como su furia y agresiones cuando se denuncia su corrupción, crueldad y entrega colonial, así lo demuestran.
Sin embargo nacen dos dudas muy grandes en todo militante honesto, ¿1) Porqué los funcionarios peronistas de varios gobiernos del período analizado se sintieron señalados por estas homilías? y ¿2) Porqué la mayor parte de nuestro pueblo cree que ellos estuvieron involucrados en hechos de este tipo?
Hace algunos años viajé a Brasil, eran tiempos de una feroz reacción conservadora contra el gobierno de Dilma Rousseff, la acusación de hechos de corrupción estaba en todos los medios, en una reunión con compañeros, preocupados y atemorizados, incluso, por lo salvaje y violento de las manifestaciones, les pregunté: los hechos de corrupción ¿son reales o inventados?. Luego de algunas cavilaciones me respondieron “Y sí, no todos, muchos son falsos, pero ha habido compañeros que seguros de la victoria e imbuidos de un excesivo triunfalismo se involucraron en negocios que no correspondían, algunos con altas responsabilidades y otros, muy jóvenes, que nunca habían imaginado posibilidades de enriquecimiento como las que se les ofrecían y se tentaron”, la prensa los había exagerado, incluso muchos los había inventado, pero la exhibición de riqueza y los notorios cambios de vida de muchos dirigentes eran inocultables.
¿No es hora de asumir que lo mismo ha pasado con el peronismo y con una cantidad importante de nuestra dirigencia desde la recuperación de la democracia?, que mientras crecía la pobreza, la exclusión, el descarte, se deterioraba la calidad del trabajo, de la educación, la salud y la seguridad a nuestro alrededor, han aparecido fortunas difíciles de explicar, mansiones en barrios cerrados, ropa de moda, viajes de placer, “novias” o cuentas en paraísos fiscales que ocultan dineros no ganados con el sudor de la frente precisamente? ¿No estará esperando nuestro pueblo, no Ellos, un acto de contrición de todos nosotros, un pedido de perdón?
En los últimos años muchos compatriotas han justificado su voto a los sectores o partidos, tradicionalmente vinculados al poder económico, con la frase “Ya tienen mucha plata, no necesitan robar”, claro que esto revela un error fatal, ignoran que la oligarquía y las burguesías de todo el mundo han amasado sus fortunas a partir del robo, en el capitalismo a partir de la apropiación de la plusvalía, o sea la diferencia entre la riqueza que genera el trabajador y lo que percibe a cambio como salario, en el caso de la oligarquía local a raíz de la apropiación de la renta diferencial nacida del valor que produce el monopolio de las tierras más feraces y el trabajo del conjunto de los argentinos, o sea, han hecho la plata robando y lo van a seguir haciendo porque eso forma parte de su naturaleza expropiatoria.
Sin embargo ese error se sostiene debido a la explotación inteligente que el poder económico-mediático ha hecho de los casos de corrupción en que han estado involucrados decenas de funcionarios de los gobiernos peronistas, desde la recuperación de la democracia, y tengamos en cuenta que de 42 años hemos gobernado 28, o sea que, existe el lawfare y las fakenews, esto es cierto, tan cierto como muchas de las situaciones denunciadas.
Bergoglio, como hemos dicho, diferencia el pecado de la corrupción, el pecado es el hecho aislado, puntual, la corrupción es la conducta habitual, el pecado cuando se hace sistema se transforma en corrupción. Cierto es que cuando accede a la función pública un compañero que siempre vivió de su trabajo y que, por lo general, pasó necesidades existen las tentaciones y muchas veces caen en la trampa que le tienden los que corrompen, pero esto se minimiza si la organización política no es corrupta, si sus dirigentes siguen viviendo en los mismos barrios, sus hijos yendo a las mismas escuelas, el problema nace cuando se admira el modo de vida de los poderosos, aunque en los discursos se los critique, en cuanto se mejora la situación económica se quiere ir a vivir a sus zonas de residencia, usar la misma ropa y autos, frecuentar los mismos lugares, eso no se alcanza o se perpetúa con el mejor salario de ser presidente, diputado, senador, intendente o concejal, entonces hay que sumarse o generar un sistema que asegure no volver a pasar necesidades, hoy en día ya se quiere lograrlo no sólo para el dirigente sino para varias generaciones de descendientes.
Insisto con referirme a los años de esta democracia porque es un fenómeno que antes era ocasional, raro, dirigentes como Perón, Cámpora, la propia Isabel Perón, Balbín, Illia, Alende, etc., no eran gente de fortuna ni la hicieron en su paso por la función pública, existían los sobornos, claro, recordemos el affaire de la carne que le costó la vida a Bordabehere, o el de la Chade, pero no se trataba que la corrupción fuera un sistema que financiara a toda la política y a gran parte de los políticos, eso comenzó en 1983 y se consolidó en los 90, es un fenómeno que caracteriza a gran parte de América Latina y tiene que ver con la aparición del neoliberalismo y el poder del nudo mismo del saqueo y la corrupción, los bancos y el sistema financiero.
¿Por qué asombraba a tantos periodistas, dirigentes, analistas y gente común que el Pepe Mujica viviera en su granja, modestamente y encima fuera feliz?, ¿porque tenemos tan incorporado que hay que subir en la escala social a cualquier costo? “hacer guita”, ¿porque reemplazamos el prestigio por la fama, el buen nombre por lo mediático, la conciencia por el hedonismo, el bienestar por el consumismo, la integridad por la viveza? Cuando los verdaderos “ELLOS” toman el poder se dedican a ajustar los resortes para consolidar su poder y fortuna, me pregunto ¿Cuándo abandonamos la idea de conquistar el poder para construir una comunidad más justa, más solidaria, donde existe la justicia social y el trabajo sea la única forma de alcanzar el bienestar para TODOS, y la reemplazamos por ser parte del sistema, integrarnos como “clase política”, al modelo colonial, cuando el “Vamos a estar poco y queremos robar mucho” reemplazó a las 20 verdades peronistas?
Lejos estoy de pretender establecer un decálogo moralista, pero si asumimos que estas décadas de malas prácticas y exhibicionismo obsceno, sumadas al abandono de principios doctrinarios y valores que provienen de nuestra identidad como pueblo y con el agregado de pésima calidad de gestión en nuestro último gobierno, tienen que ver con que muchos de los nuestros, de nosotros, hayan votado a un psicótico y corrupto, rodeado de ladrones para que “rompiera todo, que hayan sentido que ese “Todo” del sistema democrático no sólo no le había ofrecido una esperanza, una realidad mejor, superadora, sino que, como mínimo, para un tercio de los argentinos todo siguió igual de mal o haya empeorado, para otro tercio hubo un retroceso, un empeoramiento de su situación, y que en el único tercio beneficiado está gran parte de la dirigencia argentina de todo pelaje y color, vamos a comprobar que el voto que hemos perdido no es por “lúmpenes”, “traidores”, “ignorantes” “embrutecidos”, “necios”, a los que encima descalificamos como “ELLOS”, sino por el fracaso, la defección, la venalidad o incapacidad de los que se supone nos representan a “TODOS NOSOTROS”.
Por eso, a partir del diálogo fraterno pero autocrítico, junto a toda la militancia, solo quedarán afuera las “orgas” y los que quieran venir de nuevo a exhibir dotes de gurúes o pretendan nuevos escenarios para los discursos de siempre, hay que salir a la calle, a todas las calles, barrios, escuelas, universidades, a abrazar a los más humildes, a las víctimas de una dirigencia que asumió la exclusión, el descarte, como un daño colateral del nuevo paradigma del capitalismo mundial y por ende insoluble, a los que se salieron del “ágora” y no quieren ni hablar de política e incluso no van ni a votar, a los que no les interesa estudiar porque ya no creen que haya mecanismos de ascenso social salvo la delincuencia, el juego, el deporte o la prostitución, pero a ESCUCHAR, sepultar para siempre lo de “Bajar Línea” o “Bajar a los barrios”, restaurar la fe de los que nos siguen votando, pese a todo y recuperar la confianza de los demás.
Esto requiere una nueva generación de predicadores, dirigentes intermedios que han denunciado el camino tomado, que han seguido hablando y trabajando, que los hay y muchos, organización, organización y más organización, fortaleciendo las que ya existen, creándolas donde no las hay, construyendo propuestas para superar los viejos problemas y pidiendo ayuda para elaborar respuestas a los nuevos desafíos, sobriedad en los dirigentes, organizaciones fuertes, respuestas claras a los cuestionamientos de nuestros hermanos en la patria y propuestas serias a las demandas de la hora, no hace falta demasiada “ciencia política” hace falta más honestidad, seriedad, vocación y rebeldía, pero sobre todo abandonar para siempre los fraccionalismos y la soberbia, el egoísmo y la autoindulgencia, el asumirnos como parte de un “Nosotros”, que es el conjunto del pueblo, del que venimos y formamos parte definitivamente.
Como en “El Eternauta” dejemos el “Ellos” para los enemigos de la grandeza de la Nación y de la felicidad del pueblo, pero, como decía Perón, sobre todo, de la felicidad del pueblo, porque si hay que elegir entre ambos conceptos, elegimos un pueblo feliz en un país pequeño a un país grande con un pueblo desdichado.

Deja un comentario