Por Omar Auton
Las OLP y la CGT
La sigla que precede este párrafo significa simplemente Organizaciones Libres del Pueblo y constituyen el pilar central de la Comunidad Organizada pero también del modelo de democracia social que Perón nos legó construir en su Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, como ya ha corrido suficiente tinta explicando que, quizás, aquí reside una de las grandes diferencias del peronismo con otros sistemas surgidos en el siglo XX en Europa, en la medida que el peronismo las piensa no como instrumentos regimentados desde el poder político sino precisamente a la inversa, como absolutamente separadas de él, generadas por el pueblo como forma de organizarse para alcanzar sus objetivos y como apoyo pero también control de las acciones del poder popular, recuperan en este tiempo una centralidad que jamás deberían haber perdido.
Ese carácter lo reunían las mutuales y cooperativas que en el protoperonismo ya habían surgido, por ejemplo entre los diferentes grupos migrantes, el peronismo no inventa o crea estas formas organizativas, las promueve y protege porque confía que si la masa trasciende a pueblo a través de su organización y adquisición de la conciencia colectiva común, son estas organizaciones una expresión clara, nítida de ello, pero es menester que conserven su independencia del poder porque no son una correa de transmisión, de arriba a abajo, de la voluntad del conductor, sino una fuerza ascendente de las demandas y necesidades populares, de abajo hacia arriba.
Si hay una que es paradigmática, esa es la organización sindical, durante años habían sido el instrumento de los partidos de izquierda para llevar adelante su lucha política, la tradicional fuerza centrífuga de la izquierda tradicional se trasladó a las organizaciones sindicales anarquistas, socialistas y comunistas, la historia de los primeros cuarenta años del siglo XX son un muestrario de la creación de sindicatos y centrales y su permanente división y subdivisión, la mayor parte de las veces por el traslado a nuestras tierras de las polémicas y enfrentamientos internos de las Internacionales Socialistas y Comunistas europeas.
La constante de sus documentos y proclamas fue el lenguaje de los militantes europeos, las interpretaciones de la realidad argentina a la luz de las categorías europeas y su anclaje en la clase trabajadora inmigrante de los centros urbanos, el desprecio por lo que llamaban “La Política Criolla”, la subestimación del proletariado rural y de los obrajes madereros o azucareros, el desconocimiento absoluto por nuestra historia, identidad y cultura y el permanente intento de involucrar a los trabajadores argentinos en los conflictos internacionales.
Si bien ya en la década del 30 había comenzado a tomar fuerza una corriente autodenominada “Sindicalista” que demandaba priorizar las demandas y problemas locales, la realidad que vivían nuestros hombres y mujeres trabajadores, más allá de la filiación política de sus dirigentes, es con la llegada multitudinaria de una inmigración distinta, la interna, la de nuestros compatriotas de las distintas provincias que se volcaban a las ciudades en busca de trabajo, ante la aparición de la industria que crecía aceleradamente debido al corte de la llegada de manufacturas a raíz a las guerras mundiales y la falta de trabajo en el campo especialmente a partir de la crisis de 1930 y más tarde la segunda guerra mundial.
Perón descubre que hay un nuevo protagonista en la sociedad argentina, que, a la oligarquía tradicional, la clase media surgida a partir de las actividades de servicios de la Argentina incorporada a la economía británica, le aparecía un nuevo sector, tan desconocido que era despreciado y vilipendiado por las clases dominantes, ganadas por la admiración a Gran Bretaña y Francia y la subestimación al criollaje.
Allí nace una alianza indestructible entre Perón y los trabajadores argentinos, que junto a los sectores nacionalistas e industrialistas de las FF. AA, sectores de la iglesia y una parte, menor, por cierto, del empresariado industrial emergente, dieron nacimiento a un Movimiento de Liberación Nacional llamado Peronismo.
Una década prodigiosa lo tuvo como protagonista, defendiendo el proceso revolucionario y afirmando su organización definitiva, el sindicato único por actividad, la central única en la Confederación General del Trabajo, la representación política a través del tercio sindical en las cámaras legislativas, el diálogo permanente con Perón no sólo en los actos multitudinarios sino en la asidua concurrencia de Perón a la CGT a dialogar con sus dirigentes, sí a no sorprenderse el General Juan Domingo Perón en persona iba él a la central obrera semanalmente a dialogar con los sindicalistas, luego de su muerte ningún líder peronista mantuvo esta práctica, muchos inclusive, trataron de evitar todo lo posible esos encuentros, a medida que pasaron los años fue cada vez peor.
El movimiento obrero fue la columna vertebral del peronismo, puso la mayor parte de las víctimas en el salvaje bombardeo de junio de 1955 a la Plaza de Mayo, fue proscripto, perseguido y encarcelado durante la Fusiladora, asesinado en los basurales en Junio de 1956, encarcelado y torturado durante el Plan Conintes de Frondizi, encabezó la Resistencia Peronista, puso los primeros “desaparecidos” como Felipe Vallese, organizó el frustrado retorno de Perón en 1964, detenido por los militares golpistas de Brasil a pedido del “demócrata” Illia, bajo cuyo gobierno ya habían sido asesinados los obreros Mussi, Retamar y Méndez al reprimirse un acto en conmemoración del 17 de octubre, enfrentó a Onganía y unido a los estudiantes universitarios de Corrientes, Rosario, Córdoba y Gral. Roca, lo obligaron a renunciar poniendo fin a sus sueños de gobernar indefinidamente y lograron el histórico regreso de Perón a la patria aquel inolvidable 17 de noviembre de 1972.
El tercer gobierno de Perón, interregno de Isabel y la Dictadura. –
Hasta aquí, si bien someramente, me he tratado de detener en la demostración que el regreso de Perón a la patria y su tercer gobierno fueron el resultado de 18 años de lucha de la Resistencia Peronista y de ninguna manera de la aparición de los grupos armados que no existían cuando los trabajadores y estudiantes protagonizaron las puebladas que echaron a Onganía, sería demasiado ingenuo suponer que en apenas dos años hayan logrado derrotar a las fuerzas armadas e imponer el regreso del líder, es mas en 1972 la mayor parte de sus militantes y dirigentes estaban presos o habían sido muertos por las fuerzas de seguridad, en especial Montoneros, que se han atribuido este hecho histórico cuando sus principales líderes, Fernando Abal Medina, Carlos Gustavo Ramus, Carlos Capuano Martínez, Emilio Maza, José Sabino Navarro habían sido muertos por la represión, otros estaban presos o fuera del país.
Si podemos decir que muchos dirigentes sindicales como Augusto T. Vandor (1969) José Alonso (1970) habían sido asesinados por estos grupos que entendían que bastaba la condena de un grupo de iluminados al accionar de un dirigente para asesinarlo en nombre del socialismo (ERP) o del ¡Peronismo! (Montoneros), incluso luego de la victoria electoral del 11 de marzo de 1973, como fue el caso de Dirk Kloosterman en mayo de 1973.
A fin de seguir desarmando una historia falaz digamos que el llamado “sindicalismo combativo” tampoco estuvo en las luchas del 69, Tosco participó en el Cordobazo, pero su organización y conducción estuvo a cargo de dirigentes peronistas enrolados en la Confederación General del Trabajo como Elpidio Torres (SMATA) y Atilio López (UTA).
Los famosos gremios clasistas de Córdoba Sitrac y Sitram no participaron ya que la Fiat decidió licenciar a su personal de Materfer y Concord el día 29 de mayo, y René Salamanca aún no era dirigente de esas organizaciones.
Pero volvamos al 73, Cámpora y Solano Lima asumen el gobierno el 25 de mayo de 1973, designados por Perón que estaba proscripto por una cláusula de Lanusse, en Economía asume José Ber Gelbard y de inmediato se implementa el Pacto Social, destinado a bajar la inflación, recuperar el salario y ordenar la economía, todo bajo la conducción de Juan Domingo Perón, los grupos armados seguían actuando más allá de haber asumido un gobierno democrático y elegido por el pueblo, así el ERP atacó el Comando de Sanidad en plena Capital Federal y Montoneros se enfrentó con la seguridad del palco en Ezeiza el 20 de junio frustrando el reencuentro de Perón con su pueblo.
El 23 de setiembre la fórmula Perón-Perón triunfa en las elecciones convocadas a fin de sanear la acefalía producida por la renuncia de Cámpora, y 24 horas después Montoneros asesina al Secretario General de la CGT José Ignacio Rucci, asestando un golpe demoledor al regreso al poder de Perón en la patria. Digo demoledor porque Rucci no sólo era el jefe indiscutido del movimiento obrero sino una de las columnas que sostenían el Pacto Social, política central de Perón para sacar al país del marasmo luego de 18 años de gobiernos ilegítimos, era considerado como un hijo por el general.
Apenas un año después, el 1 de julio de 1974 muere Juan Domingo Perón, en apenas un año había llevado a los trabajadores a percibir el 50% del PBI, logro que solo se había alcanzado en la década 1945-1955, la inflación estaba controlada, el movimiento obrero tenía una numerosa representación parlamentaria y estaba férreamente unido en la CGT.
Luego de su muerto el gobierno perdió gran parte de su impulso, no obstante se promulgó la Ley 20.744 de Contratos de Trabajo, que aún está vigente más allá de las mutilaciones de la dictadura, que ningún gobierno democrático se atrevió a remediar, Isabel Perón carecía del liderazgo que era necesario, no es un cargo contra ella, ningún dirigente peronista de la época lo hubiera hecho mejor, en 1975 se produjo un duro enfrentamiento a raíz de las medidas económicas dispuestas por el nuevo ministro de economía Celestino Rodrigo, un shock económico de carácter liberal que incluía un tope a las negociaciones colectivas. Por primera vez en la historia la CGT dispuso un paro general contra un gobierno peronista, el 27 de junio se produjo una concentración multitudinaria en Plaza de Mayo, reclamando la renuncia de los ministros de Economía, Rodrigo y de Bienestar Social, José López Rega, así como la homologación de los acuerdos paritarios alcanzados, Isabel rechazó el reclamo y la CGT declaró un paro general por 48 has los días 7 y 8 de Julio, logrando no solamente la homologación reclamada sino la salida de ambos ministros del gobierno.
En realidad la oligarquía y el poder económico concentrado reunidos en la APEGE estaban lanzados a derribar al gobierno, el movimiento obrero logró la designación de Antonio Cafiero en Economía y de Carlos Ruckauf en Trabajo y comenzó un intento de recuperar la iniciativa, advertidos que el peronismo era capaz de retomar su programa histórico y contaba con el apoyo total de los trabajadores, los militares golpistas que ya habían colocado a Eduardo Massera y Jorge Rafael Videla como jefes de la Armada y del Ejército se dispusieron a acelerar el golpe.
La CGT y las 62 organizaciones se constituyeron en el único sostén del gobierno de Isabel Perón, los grupos terroristas también aceleraron su accionar atacando cuarteles militares, iniciando un foco de guerrilla rural en Tucumán y asesinando dirigentes como Rogelio Coria, todo ello bajo la consigna “Hay que profundizar las contradicciones”, considerando que la caída del gobierno democrático iba a conducir a un enfrentamiento del pueblo, conducido por su “vanguardia armada” o sea ellos, con las fuerzas armadas y que la segura victoria llevaría a superar al peronismo, que era una expresión burguesa, e implantar el socialismo, de los resultados de este mesianismo terrorista, no voy a hacer comentarios, hay decenas de libros sobre ello, pero sí de las consecuencias que tuvo para el movimiento obrero.
El Movimiento Obrero frente a la última dictadura. –
Si el golpe del 24 de marzo de 1976 fue la continuidad superadora en crueldad, profundidad y decisión de producir una transformación conservadora definitiva en la Argentina, el movimiento obrero estuvo en la mira prioritaria de estos vendepatrias.
Ley 21.400 prohibiendo cualquier acción concertada de protesta.
Ley 21.261 suspendiendo el derecho de huelga
Ley 21.356 prohibiendo todo tipo de actividad gremial, asambleas, reuniones, elecciones, hasta se facultaba a los interventores militares en los sindicatos a nombrar a los delegados gremiales.
Ley 21.263 que eliminó el fuero sindical.
Ley 21.259 por la que se reimplantaba la Ley de Residencia.
Ley 22.105 que derogó la Ley 20.615 de Asociaciones Sindicales y eliminaba las entidades de tercer grado, o sea la CGT.
Ley 21.297 que derogó 27 artículos de la Ley de Contratos de Trabajo y modificó otros 99, el principal autor de la ley 20.744, Norberto Centeno fue secuestrado junto a varios abogados laboralistas en la “Noche de las corbatas” entre el 6 y el 8 de julio de 1977.
Decreto 385/77 que dio de baja a todas las afiliaciones a los sindicatos de la República Argentina, obligando a que cada trabajador tuviéramos que ratificar nuestra afiliación ante la oficina de personal en medio de la represión. Fue emitido el 11 de febrero de 1977 y daba plazo hasta el 10 de abril de ese mismo año para ratificar la afiliación. El 11 de abril, 24 hs después de expirado el plazo era secuestrado Oscar Smith, Secretario General de Luz y Fuerza que encabezaba un conflicto en defensa del convenio colectivo. Fue la primera gran derrota de la dictadura ya que culminado el plazo la cantidad de trabajadores sindicalizados no sólo no bajó sino que se incrementó, ya que muchos que no estaban afiliados lo hicieron.
Es claro que querían borrar del mapa al movimiento obrero peronista, para ello además de liquidar sus conquistas, sus organizaciones y hasta a sus dirigentes (el 70% de los desaparecidos eran trabajadores y muchos de ellos delegados gremiales o dirigentes).
Sin embargo, la resistencia de los trabajadores organizados comenzó casi de inmediato, el mismo día del golpe los trabajadores de IKA-Renault en Córdoba iniciaron un trabajo a reglamento, en abril fue la planta de General Motors en Barracas y al mes siguiente la Mercedes Benz y la Chrysler de Monte Chingolo, todas ellas por reivindicaciones salariales, la represión de los militares obligó a variar las formas de lucha y reaparecieron los sabotajes, Renault denunciaba caídas en la producción de un 85%, En la planta de Dálmine se denunciaba que el 30% de las chapas salían fisurados, similar situación se daba en General Motors con un 25% de los autos dañados, Peugeot anunciaba sabotajes en los bloques de motor, también vivieron duros conflictos los metalúrgicos, los portuarios y comenzó el conflicto de Luz y Fuerza, a raíz del cual fue secuestrado Oscar Smith
Muchos gremios habían sido intervenidos y la mayoría de sus dirigentes encarcelados, se produjo una división en las organizaciones no intervenidas y mientras ocho dirigentes (Baldassini de Correos, Valle de seguros, Elorza de Gastronómicos, Horvath de ATE, Hugo Barrionuevo de Fideeros, Perez de Camioneros, entre otros) acompañaba al Ministro de Trabajo, Gral. Liendo, a la OIT, paralelamente se conformaba la Comisión de los 10 con gremios de peso como Luz y Fuerza, (Smith) taxistas (Roberto García), metalúrgicos (Guerrero) y papeleros (Donaires).
1977 fue el año de conflictos en subterráneos y ferroviarios, en 1978 la revista Mercado habla de 4000 conflictos a lo largo de ese año, 1300 en la primera mitad, destacándose los de portuarios, la empresa Fiat y el frigorífico Swift de Rosario. El año 1979 comenzó con un conflicto en la metalúrgica Ohler, en abril los 3800 obreros de Alpargatas iniciaron un paro por tiempo indeterminado, fueron tomadas las plantas de Cura Hnos., IME y La Cantábrica y un nuevo conflicto en Swift, esta vez de Berisso derivó en una pueblada de los vecinos en apoyo a los huelguistas.
Pero 1979 fue, además el año del primer paro general contra la dictadura, convocado por la Comisión de los 25 el sector combativo de los dos en que se dividió el sindicalismo, lo convocó para el 27 de abril, integraban la comisión: Saúl Ubaldini (Cerveceros), José Rodríguez (SMATA); Roberto García (Taxistas), Raúl Ravitti (Ferroviarios) Cabrera (Mineros) Moret (Luz y Fuerza) y una gran cantidad de seccionales de la UOM, encabezadas por Alberto Campos, rebeldes a la conducción de Marcos, aliado en la CNT, junto a Triacca y Baldassini y gremios intervenidos.
De acuerdo a la Policía Federal y pese a haber sido convocado con sus dirigentes encarcelados, 1.500.000 trabajadores adhirieron a la medida.
Poco tiempo después la Comisión de los 25 se organizó como CGT-Brasil oficializando la ruptura con los gremios colaboracionistas y comenzaron las marchas a la iglesia de San Cayetano bajo la consigna “Pan, Paz y Trabajo”, reuniendo en la primera a más de 30.000 personas pese a la vigencia del Estado de Sitio.
Mientras tanto seguían los conflictos en metalúrgicos, en 1981 hubo dos paros nacionales de Smata y el 22 de Julio se llevó a cabo el segundo paro nacional contra la dictadura convocado por la CGT Brasil que tuvo un acatamiento superior al de 1979, incluso muchos pequeños comerciantes y empresarios cerraron sus puertas agobiados por la crisis económicas.
En marzo de 1982 se produjo la histórica marcha convocada, una vez más por la CGT Brasil, esta vez hacia Plaza de Mayo, encabezada por Saúl Ubaldini y Lorenzo Miguel, tuvo carácter multitudinario, desatada la represión hubo enfrentamientos en el centro de Buenos Aires durante horas y cientos de detenidos, entre ellos la conducción sindical.
Es muy importante que se conozca la realidad de la lucha sindical de esos años, mientras Raúl Alfonsín cenaba habitualmente con Albano Harguindeguy y en ocasión de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, en 1979 rehusó concurrir a dialogar, alegando un viaje programado con anterioridad, al igual que su partido la UCR, el único partido político que se presentó formalmente denunciando los atropellos de la dictadura, los asesinatos, desapariciones, presos sin juicio, censura, etc. en un documento firmado por Deolindo Felipe Bittel y Herminio Iglesias como autoridades, fue el Partido Justicialista.
La dictadura se desbarrancaba, la guerra de Malvinas aceleró los tiempos y ya a fines de 1982 reaparecían algunos viejos políticos y los más viejos aún partidos que habían sido cómplices del golpe del 24 de marzo de 1976 y habían dado asesores, intendentes y funcionarios a la dictadura, pronto los luchadores se transformarían en cómplices y los cómplices se mostrarían como adalides de la democracia, pero esa es otra historia.

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